Ni estoy indignado, porque a mí la dignidad no me la quita nadie, la llevo yo conmigo mismo. Ni nadie me ha roto jamás el corazón, porque éste ya latía antes, durante y después con total autonomía (a tiempo o a destiempo, en ritmo o en arritmia, pero latir, latía). Arrogantes aquellos que creen romper corazones cuando en realidad traicionan, arrogantes quienes pretenden que indignan a sus pueblos cuando en realidad sólo hinchan ovarios y cojones. A ellos va mi rabia, de todo corazón.
martes, 14 de junio de 2011
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3 comentarios:
yeah
Garra, eso que te sobra, tripas y corazón.
Abrazo, compañero,coincidimos.
Gracias guapos :-)
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