viernes, 19 de marzo de 2010

La seriedad del niño cuando juega


Nietzsche, en Más allá del bien y del mal, suelta una frase que ha hecho fortuna en las puertas de WC de medio mundo y en las horribles compilaciones de citas: La madurez del hombre es haber vuelto a encontrar la seriedad con la que jugaba cuando era niño.

Sin embargo, ¡cuántas veces no se esgrime el juego y la despreocupación de la niñez para justificar lo mediocre, lo mal hecho y lo inacabado! En poesía tenemos que escuchar y ver puesta en práctica esa aberración demasiado a menudo. Cuando mi hijo me dice que una huevera de una docena es un autobús, realmente, sin lugar a dudas, aquello es un autobús, no una huevera. ¡Y un autobús hace pip-pip, de ningún modo pup-pup o piiiiiiip! Se enfada muchísimo si uno se aparta de las reglas del juego y del mundo que se da por establecido mientras éste dura. Luego, la huevera, volverá a ser una huevera.

Al madurar, la gran diferencia, es que ya no jugamos con una huevera sinó con un autobús de verdad. La huevera no dejará de ser una huevera, o se tiene un autobús o se tiene una huevera; o es, o no es. Entonces, más que nunca, un autobús debe ser un autobús y debe hacer pip-pip y no pup-pup ni piiiiiiip para que podamos jugar con él como tal. Y un poema debe ser un poema, no un chiste fácil, ni un buen verso acompañado de paja de relleno, ni prosa recortada, ni un trabalenguas, ni, por supuesto, un conjunto de sílabas absurdas sin ton ni son. Un poema debe ser un poema, con toda la seriedad que este juego merece. O lo es, o no lo es.

5 comentarios:

nickmazziu dijo...

la foto de mi sobri si que es un poema, jajaja, qué guapo

Marçal Font dijo...

jajajaja

Anónimo dijo...

Esta frase de Nietzsche habla de la 'seriedad' del niño, no de su pureza ni de la ingenuidad de su mirada.
De todos modos, se sigue hablando de la pureza de la mirada del niño. Me parece pretencioso querer recuperar la pureza de la mirada de un niño, puesto que es algo inalcanzable salvo que se realizara algún tipo de lobotomía en el cerebro. No podemos ignorar lo que sabemos.
La madurez debe consistir, según la frase de Nietzsche, en creer seriamente lo que sabemos.
Lo que no se debe confundir con 'olvidar' o 'desaprender'.
Es decir, que sabemos que la huevera es un autobús y creemos que lo es, por lo tanto jugamos con todo el convencimiento y sinceridad.
Y al contrario, si supiéramos que es una huevera y creyéramos que es un autobús, entonces el juego sería una hipocresía.
De otro modo, tampoco podríamos 'olvidar' lo que creemos que sabemos que es, porque entonces estaríamos jugando con una huevera sin metáfora y eso sería un juego absurdo.
Ese tipo de 'olvido' voluntario presupondría tener un control absoluto de la mente, pudiendo encenderla y apagarla a nuestro antojo como si fuéramos una especie de Buda que pudiera ir y volver de la iluminación. Algo que creo bastante improbable.

Anónimo dijo...

Decía San agustin: "La Inocencia del niño es debido a la fragilidad de sus cuerpos, no de sus intenciones".Una nueva visión a la hipócrita y distorsionada visión que tenemos de los niños. La crueldad se esconde detrás de sus inocentes ojos.

viajero cósmico dijo...

Cuando uno ve a un niño jugar puede notar lo concentrado que está en el juego, la seriedad con que se involucra en sus acciones. Creo que a esto se refiere la frase del filósofo