Hoy cuelgo un poema, escrito hace casi diez años, que me ha dado últimamente por sacar a pasear de nuevo en recitales. Es curioso, creo que ahora tiene más aceptación que antes. Quizás porque la voz que lo lee es más madura y cuela más la ironía que se gasta. No habla de una chica concreta, sobra decirlo, sinó de cómo el amor no está en la posesión sinó justamente en todo lo contrario. Es uno de los poemas que saldrán tarde o temprano en esa edición de lujo que un día haré de mis versos. Ya sabéis que para publicar negro sobre blanco sin más, yo no talo un solo árbol y uso el internet. Quien quiera mis poemas, aquí tiene algunos. Y si quiere más, que me mande un mail y le saldrán gratis en digital.
No te confundas, no soy ciego, ni esclavo de tu belleza y tu compañía, sé de tu egoísmo y soy consciente de que no me ofreces todo lo que necesito.
Me falta de ti, por ejemplo, que vengas a revolcarte por el césped y no te importe mancharte o rasgarte esos conjuntitos que orgullosa me enseñas, y que en verdad te sientan tan bien, pues te sabes vestir para cumplir con tu repertorio de posturitas de “aquí no que me ensucio” y “cuidado que es un pantalón blanco”.
Me falta de ti que dejes de mascar esa porquería de chicles de eucalipto y empieces a fumar como dios manda tabaco negro español y dejes de recriminar mis malas costumbres y de fijarte en la mancha alquitranada de mis dientes.
Me falta de ti que bailes los atávicos ritmos electrónicos, ruidos dices, y verte sudar mares de satisfacción y mente en blanco, y verte empujada a golpes por el oleaje incontrolado de la marabunta danzante hasta perderte sin importarte.
Me falta de ti que te apetezca ahogar tus posibles penas en litros de moscatel un martes cualquiera por la noche, en aquel bar donde van todos los desamparados los martes cualquiera por la noche.
Me falta de ti que sepas el nombre de los metales y la estructura atómica del permanganato de potasio o las ecuaciones básicas de la trigonometría.
Me falta de ti que abraces a mis amigos cuando no te veo, que quieras serme infiel sin decírtelo a ti misma, y que tenga que controlar cada movimiento que haces y con quien vas y porque te sientas allí y no aquí en una mesa llena de machos fuertes deseosos de quitarte las bragas a tirones.
Me falta de ti que quieras devenir puta por una noche y te dejes follar como mi perversa imaginación desea, eso es, sin dureza, con todo el romanticismo del mundo, y te pueda acariciar los pechos y decirte a la oreja lo bonitos y tersos que los tienes y decirte que me ponen tan caliente.
Me falta de ti que empieces a ir por la calle sin esa arrogancia que te hace insoportable a la primera impresión, y que consigue que cada vez que te miro me recuerdes por un momento a una princesa rusa salvada de milagro de manos bolcheviques.
Me falta mucho de ti, muchas cosas que no me sabes o quieres o puedes dar.
Es por eso quizás que te quiero, que puedo esperar con ansia el momento de verte. Me regalas tanto que aprender, y tanto que disfrutar yo solo descansando de ti y de lo que te falta...
6 comentarios:
acabo de descubrir tu blog y aquí ando husmeándote, te escuché el sábado en Clamores y me encantó (entre otros) este poema.
Mientras espero esa edición, envíame esos versos
Genial, leído y escuchado.
Hoy lo he escuchado y es maravilloso, muchas felicidades y éxito
Publicar un comentario